jueves, 10 de abril de 2014

Rajoy descartó una crisis por el primer recambio de su gobierno

Mariano Rajoy, descartó una crisis de gobierno ante la salida de su ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, elegido para encabezar las listas del Partido Popular (PP) a las elecciones europeas del 25 de mayo.


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“No hay previsto nada”, dijo Rajoy, al ser consultado por los periodistas en los pasillos del Parlamento sobre una eventual remodelación más amplia de su gabinete tras conocerse la designación de Arias Cañete al frente de la lista del PP.


Asimismo, Rajoy negó que exista una “crisis” de gobierno y evitó confirmar en qué momento llevará a cabo el relevo del titular de Agricultura: “Cuando haya algo se lo diremos”, respondió.


Pese a sus afirmaciones se especula con que el presidente del gobierno podría aprovechar la necesidad de sustituir a Arias Cañete para acometer cambios más profundos.


Por ahora, Arias Cañete será el primer relevo en el Ejecutivo conservador desde que Rajoy asumió el poder el 21 de diciembre de 2011 en un momento en el que España afrontaba una grave crisis económica cuya gestión le costó el poder a los socialistas.


La duración de su primer gabinete, de más de dos años y tres meses, es similar a la de sus antecesores al frente del Ejecutivo, quienes también llevaron a cabo modificaciones pasado el ecuador de la primera legislatura.


En todos los casos, las remodelaciones fueron consideradas crisis en el gobierno y afectaron a más de un ministro.


Felipe González (1982-1996) realizó su primera remodelación en julio de 1985, tras dimitir su ministro de Economía y Hacienda Miguel Boyer después de dos años y ocho meses de gobierno.


José María Aznar (1996-2004) tuvo su primera crisis de gobierno en enero de 1999 a dos años y diez meses de su elección, mientras José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) la tuvo en abril de 2006, a poco de cumplir los dos años de gobierno.


Desde el PP se afirma que la salida de Arias Cañete obligará al presidente a hacer un “ajuste” en su gabinete pero que no se plantea una reforma profunda.


Los ciudadanos españoles suelen desaprobar al presidente y a todos los miembros de su gobierno


Los ciudadanos españoles suelen desaprobar al presidente y a todos los miembros de su gobierno, según coinciden las encuestas, pero hay tres que suscitan especial rechazo y son los peor valorados: el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, el de Educación, José Ignacio Wert, y el de Hacienda, Cristóbal Montoro.


Gallardón es actualmente blanco de numerosas críticas, incluso dentro de su propio partido, a raíz de su proyecto para endurecer la ley del aborto. Sin embargo, su sustitución supondría reconocer la existencia de una crisis interna en el PP.


Por su parte, Wert ha causado malestar en todos los sectores de la comunidad educativa por su polémica reforma de la ley de Educación, que entre otras cosas reincorporó la Religión en las escuelas, y que también agudizó el conflicto territorial con Cataluña por su perfil ideológico y recentralizador.


Además, Wert genera animadversión entres sus opositores por sus declaraciones fuera de lugar.


Lo mismo ocurre con el desgastado Ministro de Hacienda, que suele causar conflictos, el último tras calificar de “poco riguroso” un informe de Cáritas que situó a España como el segundo país de la Unión Europea (UE) con mayor índice de pobreza infantil.


Por otro lado, Montoro ha sido la cara a los recortes aplicados por el gobierno de Rajoy, y el “policía” de los gobiernos regionales en relación con el control del déficit fiscal.


Hace tiempo que se habla de una remodelación del Ejecutivo de Rajoy para afrontar la incipiente recuperación de España, que registró una tímida mejorar de las perspectivas de crecimiento económico tras ocho años de profunda crisis.


Rajoy logró superar al frente del Ejecutivo algunos de los peores momentos que atravesó el país, como cuando en el verano (europeo) de 2012 España estuvo al borde de un rescate como los vividos por Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre.


Las políticas de ajuste neoliberal y las reformas, elevaron el desempleo hasta el 26 % de la población activa, seis millones de personas, y generaron un amplio descontento social que se tradujo en una alta movilización, pero, pese al desgaste, Rajoy resiste.



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