domingo, 5 de octubre de 2014

Hong Kong advierte que tomará medidas para restablecer el orden social alejando la posibilidad de diálogo

Paralelamente, los manifestantes, haciendo oídos sordos a las advertencias gubernamentales, celebran una multitudinaria reunión en la zona de Admiralty, cercana a la sede del gobierno.


Cientos de miles de personas se concentraron allí para escuchar a quien quera tomar el micrófono y expresar sus reclamos democráticos, a los líderes de las organizaciones impulsoras del movimiento -Occupy Central, Scholarism y la Federación de Estudiantes-, así como también algunas bandas de música.


“No sabemos cuál será el siguiente paso del gobierno pero reaccionaremos como corresponda”, aseguró Joshua Wong, el joven de 17 años que se ha convertido en la cara más visible de “Scholarism”, agrupación que reúne a estudiantes de secundaria y clave en las protestas.


Se esperaba que en la concentración, los líderes decidieran los pasos a seguir luego de que ayer suspendieran el diálogo con el gobierno por los ataques recibidos en las calles por manifestantes prochinos, pero no se ha anunciado ninguna decisión.


El jefe del Ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun-ying, cuya renuncia es reclamada por los manifestantes, advirtió que tomará “todas las acciones necesarias” para restablecer el orden social el lunes y que la ciudad pueda volver a la normalidad.


“La tarea más urgente para el Ejecutivo es reabrir los accesos a las sedes gubernamentales el lunes para que los 3.000 empleados puedan volver a sus puestos de trabajo y continuar prestando sus servicios al público”, anticipó.


En un comunicado, Leung defendió su postura al señalar que el gobierno debe “garantizar la seguridad” de los edificios gubernamentales y “restablecer sus operaciones” al tiempo que lamentó que hayan surgido “conflictos en la zona de Mong Kok, causando el caos y dejando muchos heridos”.


Los ataques comenzaron ayer cuando alrededor de un millar de personas que se oponen a las protestas cercaron a un centenar de estudiantes para exigirles -con golpes, empujones y gritos- que dejen las calles libres, y la Policía intervino formando un cordón humano para separarlos, pero fueron derribados.


La confrontación de ayer se saldó con 19 personas detenidas y 18 heridos, entre ellos, estudiantes y periodistas que, según denunciaron ellos mismos, fueron atacados por manifestantes contrarios a las protestas y la policía.


Fuentes policiales y gubernamentales señalaron que entre los detenidos de ayer había ocho miembros pertenecientes a tríadas (organizaciones mafiosas chinas), algo que muchos estudiantes habían denunciado durante los enfrentamientos de ayer.


Asimismo, representantes liberales en el Parlamento de Hong Kong denunciaron hoy que los actos violentos correspondían a un ataque coordinado entre el Ejecutivo y las mafias chinas.


Los ataques, que los estudiantes creen que están organizados por el gobierno de Beijing, llevaron a las organizaciones impulsoras del movimiento a suspender el diálogo acordado con el gobierno el día anterior para resolver el futuro político de la isla.


Chow aseguró que los organizadores de las protestas seguirán ayudando a los manifestantes a ocupar diferentes áreas de la ciudad, incluido Mong Kok y Bahía Calzada, donde se registraron los ataques.


Sus declaraciones se contradicen con las de Benny Tai, cofundador de Occupy Central -otra de las organizaciones impulsoras de la ocupación-, quien pidió que se desalojara la zona de Mong Kok, donde se produjeron heridos, informó la agencia de noticias EFE.


Las protestas, que abarcan principalmente cuatro zonas de Hong Kong, comenzaron el sábado pasado en reclamo de elecciones realmente democráticas del próximo jefe ejecutivo de la ciudad, en 2017.


Dichos comicios serán los primeros por sufragio directo en Hong Kong, pero los ciudadanos rechazan la decisión de China de tener que elegir a candidatos preseleccionados por Beijing, y exigen una elección completamente libre.


Las protestas, pacíficas y ordenadas, colocaron a la reforma política de Hong Kong en primera fila de la atención mundial, lo que incomodó al gobierno chino que calificó las manifestaciones de ilegales y advirtió a terceros países que se trata de un asunto interno de su exclusiva incumbencia.



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