Los ataques de manifestantes pro Beijing del viernes y la indiferencia policial habían revitalizado la protesta durante el día de ayer y esta madrugada algunos grupos intentaron avanzar y ganar más territorio en el barrio de Mong Kok, el más poblado del centro de la isla y el epicentro de la tensión desde que comenzaron las sentadas.
Otra vez, la policía hongkonesa reprimió a los manifestantes con gas pimienta y, según anunció un vocero de la fuerza más tarde, 10 personas fueron detenidas durante la madrugada.
“La Policía se ha contenido mucho, pero los conflictos se intensificaron mucho estos últimos días”, sostuvo el vocero policial frente a la prensa, citado por la agencia de noticias EFE.
Ayer el gobierno de la isla, designado por Beijing, había advertido a los manifestantes que “tomaría todas las medidas necesarias” para “reabrir los accesos a las sedes gubernamentales el lunes para que 3.000 empleados puedan volver a sus puestos de trabajo y continuar prestando sus servicios al público”.
Hoy el jefe del gobierno hongkonés, Leung Chun-ying, repitió la advertencia en un comunicado, y agregó que si aceptan liberar las calles y las avenidas del centro de la isla, abrirá un diálogo con los manifestantes.
Sus palabras calaron hondo en algunos sectores de la protesta.
Occupy Central, una de las tres organizaciones a la cabeza de las protestas pro democráticas, anunció que, como un gesto de buena voluntad para abrir un diálogo con el gobierno, abandonaba uno de los principales campamentos, ubicado en el barrio de Mong Kok, el más densamente poblado.
El grupo lo anunció a través de su cuenta de Twitter y explicó que el campamento debía trasladarse al barrio aledaño de Admiralty, donde se encuentran los edificios gubernamentales más importantes.
Si bien se conoció el tuit, grandes grupos de estudiantes y manifestantes comenzaron a repudiar la decisión y se negaron a retirarse a los gritos.
“No tenemos líderes, es un movimiento de la gente”, le dijo a EFE Harry, un profesor de 26 años que pensaba seguir con la lucha donde fuera.
A su lado, Ruby Lan, una publicista que ayer le dio la espalda al cofundador de Occupy Central, Benny Tai, cuando habló desde el escenario de Admiralty, fue más allá.
“Este movimiento es de los estudiantes, Occupy Central se aprovechó de nuestra valentía para hacerlo suyo y no los necesitamos”, sentenció.
Los ataques de manifestantes pro Beijing del viernes y la indiferencia policial revitalizaron ayer la protesta, hoy algunos grupos intentaron avanzar sobre el barrio de Mong Kok
Algunos manifestantes aceptaron la decisión de Occupy Central y trasladaron la sentada a Admiralty al grito de “Volveremos, pelearemos hasta el final”, pero la mayoría se quedó.
Las otras dos caras visibles de la protesta, la Federación de Estudiantes de Hong Kong – agrupación que nuclea a la mayoría de los universitarios- y Scholarism -el principal movimiento de estudiantes secundarios- tampoco respaldaron la decisión de retirarse de Mong Kok.
Sin embargo, la Federación de Estudiantes de Hong Kong adelantó en un comunicado que mañana lunes permitirá el paso de los empleados públicos que vayan a trabajar, pero advirtió que la reapertura de las calles y avenidas sólo se discutirá cuando cese el acoso policial y el gobierno acepte sentarse a discutir la nueva ley electoral, que provocó la actual crisis.
A finales de agosto pasado, el Parlamento chino aprobó una reforma electoral para Hong Kong que otorgó por primera vez a los ciudadanos de la ex colonia británica el derecho a elegir en las urnas a su propio gobierno. La reforma, no obstante, establece que un comité de funcionarios leales a Beijing preseleccionará a los candidatos hongkoneses que participen en los comicios.
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