martes, 12 de agosto de 2014

En busca de la libertad

Unos 1.700 inmigrantes “sin papeles” intentaron alcanzar territorio español en las últimas 48 horas saltando la valla fronteriza de Melilla, enclave español del norte de Africa, o cruzando el Estrecho de Gibraltar en botes inflables de juguete, en la mayor tentativa de este tipo en lo que va del año.


No se producían hechos similares desde la crisis migratoria de 2005, cuando España reforzó las vallas fronterizas de los enclaves de Ceuta y Melilla, y los episodios de las precarias embarcaciones como “cayucos” y “pateras” que arribaban de forma constante en 2006 a las costas de las islas Canarias.


En cuanto a las llegadas por mar, la novedad es el volumen de las mismas, ya que si bien son recurrentes esta vez “se concentraron en un solo día”, aseguró a la prensa española Mikel Aragua, responsable de la ONG Andalucía Acoge, que asiste a los “sin papeles” que llegan al sur de la península. 

Los servicios de rescate españoles se vieron sorprendidos en los últimos dos días por la llegada de más de 681 inmigrantes que partieron de las playas de Marruecos a bordo de 70 botes inflables de juguete, de acuerdo al último balance de Salvamento marítimo.

Del total, 573 eran varones, 88 mujeres y 20 menores. Una de las mujeres estaba embarazada y fue trasladada de inmediato a un hospital para ser asistida, de acuerdo con fuentes de la Cruz Roja.

Ayer, los inmigrantes rescatados fueron 299 en 31 embarcaciones, la mayorí­a también de juguete.

En la época estival es habitual que los inmigrantes recurran a esta práctica, aprovechando el mar calmo y evitando a las mafias de las pateras.

Debido a la inesperada llegada y a que los centros de recepción  están colapsados, las autoridades de Cádiz habilitaron un polideportivo para dar cobijo a los inmigrantes.

Las autoridades españoles destacaron que el aumento del control de las fronteras de Melilla y Ceuta explica el cambio de “flujo” y que se dispararan las llegadas por mar.

Sin embargo, la portavoz de la ONG Caminando Frontera, Helena Maleno, quien presta asistencia en Marruecos, dijo en declaraciones a la Cadena Ser que los inmigrantes recibieron noticias de que los guardias marroquíes en Tánger no estaban controlando las playas y que podían intentar cruzar el estrecho por su propia cuenta en los botes inflables.

A principios de año, el gobierno español de Mariano Rajoy alertó de una presión migratoria “sin precedentes” y pidió ayuda de emergencia a la UE.

Fue en pleno escándalo por el accionar represivo de los guardias fronterizos de Ceuta, que lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma contra un grupo de inmigrantes que intentaba llegar a nado a territorio español, de los cuales 16 murieron ahogados.

“Unas 40.000 personas están esperando para saltar desde Marruecos y centenares de miles esperan más abajo”, llegó a asegurar el ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz, a principios de marzo, en el momento en que la UE cuestionó y pidió explicaciones por aquellos hechos.

España recibió recientemente 10 millones de euros de la UE para reforzar la frontera de Melilla.

A pesar de ello, unos 700 inmigrantes, en dos grupos, intentaron esta mañana saltar la valla fronteriza, de los cuales una treintena lo lograron.

En la zona del Río de Oro, donde se produjo el segundo salto, unos cincuenta inmigrantes permanecieron durante horas aferrados a la valla exterior, como en ocasiones anteriores, hasta que desistieron en su intento por cruzar.  

El refuerzo de las fronteras y la represión, así como la situación de crisis que vive España, parecen no tener ante los inmigrantes el efecto disuasorio deseado, muchos de ellos jóvenes subsaharianos que siguen escapando de situaciones de precariedad económica y violencia en busca de un futuro mejor. 



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