jueves, 19 de diciembre de 2013

Rajoy, dos años de gobierno con la credibilidad por el suelo

El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, cumplió dos años en el poder con su credibilidad por el piso, socavada por impopulares políticas de ajuste, el escándalo de corrupción que sacude a su Partido Popular (PP) y su negativa a abordar el reclamo soberanista de Cataluña.


rajoy recortes


Lejos quedó aquel 20 de noviembre de 2011 en el que un eufórico Rajoy salió al balcón de la sede del PP de la calle Génova de Madrid a celebrar la mayoría absoluta obtenida en las elecciones generales.


La peor crisis económica de la historia reciente había barrido con los socialistas tras dos mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), y la derecha obtenía casi un cheque en blanco que le permitiría profundizar los recortes y adoptar las reformas de corte neoliberal reclamadas por la Unión Europea (UE) y los mercados financieros.

Dos años después, Rajoy tiene semblante serio y apenas puede celebrar. Si hoy se celebraran elecciones, el PP, que en 2011 ganó los comicios generales con un 44% de los votos, obtendría un 34% de respaldo, diez puntos menos, según la estimación de voto del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, estatal).


Pero un dato más significativo es que un 70% de los españoles reprueba la gestión de Rajoy, mientras un 87,8% asegura que el presidente del gobierno les inspira “poca o ninguna” confianza.


La política de Rajoy, lejos de crear empleo, disparó la desocupación hasta el 26%, o 6 millones de personas, y prolongó la recesión


Rajoy asumió el poder con el riesgo país por las nubes, e inició el camino del ajuste, recortes y reformas que tenían como único fin reducir el déficit público y crear empleo.


Durante su campaña dijo que recortaría todo menos las pensiones, educación, salud y las ayudas por desempleo. También que no subiría los impuestos y que intentaría bajarlos, que la reforma laboral no abarataría el despido y que tampoco iba a plantear una amnistía fiscal. Hizo todo lo contrario.


Su política, lejos de crear empleo, disparó la desocupación hasta el 26%, ó 6 millones de personas, y prolongó la recesión.


A mediados de 2012 llegó el rescate europeo para la banca, unos 100.000 millones de euros de los que finalmente se usaron 40.000. Rajoy, que había defendido que no utilizaría dinero público del contribuyente para salvar los bancos que estaban desalojando a ciudadanos víctimas de la burbuja financiera, rectificó y presentó las ayudas como un logro, para evitar un mal mayor.



Además, en febrero estalló el escándalo de los “papeles de Bárcenas”, la publicación del diario El País de los documentos manuscritos de una “contabilidad B” del PP de la que se desprende una financiación ilegal y el cobro de sobresueldos de la cúpula de la fuerza, incluido Rajoy, durante dos décadas (1990-2008).


Rajoy desmintió la existencia de las cuentas B, pero la Justicia considera que son veraces.


Por otro lado, la profundización de la crisis económica y una suma de errores políticos del pasado crearon el caldo de cultivo que reactivó el reclamo independentista de la norteña región de Cataluña, embarcada desde hace un año en un proyecto soberanista que tiene como pilar un referendo, en 2014, por la secesión.


Rajoy por ahora resiste, pero lo hace muy debilitado. Su suerte es que el PSOE está hundido en su propia crisis y aún no está en condiciones de ofrecer una alternativa y, por lo tanto, no está interesado, y además no puede, forzar un adelanto electoral.



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