El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró antes de volver a su país que mientras “respeta” a manifestantes que tienen una preocupación medioambiental, hay “algunos grupos terroristas involucrados” en las masivas protestas que inundaron gran parte de Turquía.
El premier turco bajó un poco el tono de sus críticas a las mareas humanas que reclaman terminar con la represión, pero al mismo tiempo dejó entrever que no retrocederá en sus planes de reformar el parque Gezi en Estambul, el proyecto que originó las protestas, que ya dejaron cuatro muertos y más de 4.000 heridos.
“Los ciudadanos que tienen una responsabilidad en la protección del medio ambiente tienen que saber que algunos (de los que protestan) están condenadas por actos de terrorismo”, afirmó Erdogan en una conferencia de prensa en Túnez, antes de tomar un vuelo a Turquía, informó la agencia de noticias EFE.
“Están involucrados. Fueron detectados en las calles y en las redes sociales (…) Nuestro servicio secreto los conoce”, agregó el premier, y los conectó a los responsables del ataque a la embajada estadounidense en Ankara, adjudicado a un grupo de extrema izquierda el pasado 1 de febrero.
Túnez fue la última parada de Erdogan en una gira por el Magreb que comenzó el lunes pasado.
La plana mayor de su Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) había pedido que los simpatizantes del gobierno no fueran a recibirlo al aeropuerto en Ankara, la capital.
El premier turco finalmente eligió aterrizar en la convulsionada ciudad de Estambul, donde se aguardaba su llegada por la noche.
Durante la conferencia de prensa en Túnez, Erdogan aprovechó para referirse a la actual movilización multitudinaria en su país y habló, de forma ambigua, al futuro del proyecto urbanístico en el parque Gezi que originó las protestas.
Dijo que seguirá adelante ya que el objetivo es “mejorar el lugar, conservar y proteger las ruinas históricas y el patrimonio”.
“Estamos intentado cambiar el país, que progrese, pero no he hablado de organizar un referéndum para aprobar los cambios en el parque”, aclaró el premier.
Sin embargo, en los detalles del plan ya no mencionó el proyecto original de construir un centro comercial y un complejo de viviendas, sino que dijo que la idea es plantar -y no talar- árboles y construir un moderno teatro y una ópera.
Además destacó que así como no aceptan que “la mayoría se imponga sola a la minoría” es preciso “entender que hay que respetar los derechos de la mayoría en lo que se refiere a la protección del patrimonio de Estambul”, agregó, en relación al casi 50 % que obtuvo en las últimas elecciones de 2011.
Al ser consultado sobre la posibilidad de abrir un diálogo con los manifestantes fue tajante: “No podemos concretar nada con la gente que provoca incendios”.
“Ya he declarado que pido perdón por el uso excesivo de gases lacrimógenos, pero no existe ningún país que no los utilice”, destacó el jefe de gobierno en Túnez al finalizar un foro empresarial turco-tunecino.
El desalojo policial del pasado viernes de cientos de personas que protestaban en el parque Gezi en Estambul desencadenó manifestaciones en todo el país que derivaron en un repudio generalizado contra las políticas del gobierno islamista moderado de Erdogan, que a su vez fueron cruentamente reprimidas.
A siete días del inicio de las protestas masivas la represión y los choques en las calles ya dejaron un saldo de cuatro muertos y más de 4.000 heridos.
La cuarta muerte se conoció hoy cuando se supo que un agente de policía que ayer sufrió graves heridas al caerse en una zanja durante una persecución, falleció en el hospital en la ciudad de Adana, en el sur de Turquía, informó EFE.
El masivo movimiento de protesta también alcanzó a la situación económica del país, uno de los puntos más fuertes de la gestión de Erdogan y su partido, según coinciden analistas nacionales e internacionales.
Hoy, tras conocerse las últimas declaraciones de Erdogan, la Bolsa de Estambul, el principal índice bursátil de Turquía, cerró con una caída del 4,7 por ciento, lo que se sumó a la fuerte caída del 10,47 % del lunes pasado.
Hace apenas dos semanas, la agencia Moody`s había elevado la calificación de Turquía a grado de inversión, como ya lo había hecho Fitch, otra influyente agencia calificadora de riesgo.
La buena nota significó un importante espaldarazo para Erdogan ya que, a diferencia de otros países emergentes, Turquía depende mayoritariamente de la inversión extranjera para financiar su fuerte ritmo de crecimiento.
Una continuidad del conflicto podría significar nuevos cierres negativos de la Bolsa de Estambul, poniendo en peligro las proyecciones económicas de los inversores internacionales y, en consecuencia, del gobierno de Erdogan.
Erdogan dice que hay "algunos terroristas" en las protestas turcas
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