martes, 4 de junio de 2013

La muerte de otro manifestante en Turquía llevó al gobierno a asegurar que la represión fue "exagerada"

El gobierno turco también reconoció la legitimidad y justicia de los reclamos qus sacuden al país desde la semana pasada. Trabajadores públicos iniciaron unahuelga por 48 horas.


turquia


La represión a las protestas sociales que comenzaron el pasado viernes en Turquía se cobró una segunda vida y obligó, por primera vez, a que el gobierno reconociera hoy la “exagerada violencia policial” frente a los “legítimos y justos” reclamos populares.




En tanto, la Confederación Sindical de Trabajadores Públicos de Turquía (KESK), que representa a 240.000 miembros, comenzó una huelga de 48 horas “contra el Estado de terror” y en rechazo a la represión policial.


“La exagerada violencia de la policía al comienzo de los incidentes provocaron una reacción”

Bulent Arinc, viceprimer ministro de Turquía


“Desde hace siete días la gente está en la calle y los sindicatos deben jugar también su papel en esto”, había advertido ayer el secretario general de la KESK, Ismail Hakki Tombul, quien pidió que se concurra a los lugares de trabajo “vestidos de negro y permanezcan allí sin trabajar”.


Fuentes oficiales anunciaron hoy que un joven de 22 años, Abdullah Comert, es la segunda víctima mortal de las masivas manifestaciones que comenzaron como una protesta pacífica contra la demolición de un parque en Estambul.


La oficina del gobernador de la provincia de Hatay informó en su página web que durante una protesta a la medianoche, Comert recibió un disparo en la cabeza “proveniente de desconocidos”.


Sin embargo, el diario BirGun informó que Comert, militante del Partido Republicano del Pueblo (CPH), principal partido opositor, recibió un disparo desde un vehículo blindado de la policía.


En tanto, el presidente de Turquía, Abdullah Gul, convocó al viceprimer ministro, Bulent Arinc, para discutir la situación, informó la agencia de noticias EFE.


LEGÍTIMAS Y JUSTAS

Tras el encuentro, el vicepremier, se refirió a las protestas contra la demolición del parque en Estambul como “legítimas y justas”, aunque rechazó el uso de la violencia.



El número dos del Gobierno islamista moderado reconoció que “la exagerada violencia de la policía al comienzo de los incidentes en el parque provocaron una reacción”.


El vicepremier dijo que el gobierno está “abierto a todas las reacciones”, no obstante lo cual advirtió que la reacción “legítima y justa” de la gente en el parque “fue utilizada con abuso por grupos marginales ilegales”.


Por su parte el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, quien está de viaje oficial hasta el jueves, insistió en culpar a la oposición, al sostener que las protestas están motivadas ideológicamente.


ESCALADA DE VIOLENCIA

La violencia se había cobrado la primera víctima en la madrugada de ayer, cuando un joven murió al ser atropellado por un vehículo particular en Estambul.



Además, un manifestante está internado con muerte cerebral por un disparo en la cabeza y una mujer se encuentra en coma profundo a causa del impacto de un cartucho de gas en la cabeza.


Si bien las autoridades hablan de 160 agentes y 60 civiles heridos, el Colegio de Médicos precisó que la cifra de heridos es de 2.500 sólo en Estambul y Ankara, principales ciudades donde se desarrollan las protestas que se extienden por varias zonas del país.


Algunos policías en Ankara fueron vistos tapando los números de identificación de sus cascos, asimismo se pudo ver a personas vestidas de civil atacando a los manifestantes.


Los enfrentamientos violentos en Estambul fueron en el barrio de Besiktas, donde cerca de la medianoche manifestantes y agentes negociaron una tregua y los activistas se marcharon hacia la plaza de Taksim, donde toda la madrugada hubo un ambiente festivo.


Sin embargo, cerca del amanecer, la policía volvió a arrojar gas lacrimógeno desde los helicópteros y atacó nuevamente a los manifestantes.


Las protestas comenzaron el viernes luego de que la policía desalojara violentamente una acampada en el parque de Gezi, en Estambul, en rechazo a la construcción de un centro comercial y un complejo de viviendas en la zona.


Cada nuevo desalojo se fue tornando más violento y la protesta derivó en una denuncia al carácter autoritario de Erdogan, a quien ahora le exigen la renuncia.



La muerte de otro manifestante en Turquía llevó al gobierno a asegurar que la represión fue "exagerada"

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