miércoles, 12 de junio de 2013

El sujeto que cuida del hombre

Por Salvador Crossa Ramírez


El hombre dormita, no está muerto. Duerme, eso sí, a ratos, de tarde en tarde. Es entonces cuando un ronquido monótono, casi rítmico se adueña de todo él por un tiempo indefinido. Mientras dormita, o duerme, se queja lastimero el hombre, y sin un motivo claro se agita, o tose o gime; a veces grita. Pero el hombre, que por ser hombre duerme también a veces, que dormita casi siempre y que no está muerto, no se queda sólo, no puede estar sólo, nunca ha estado sólo. Quien le cuida esta vez no es un dios, ni un estado, ni siquiera la Ciencia, ni los mitos, es el sujeto quien le cuida al hombre, el sujeto que vive con él, sujeto a él, porque el sujeto y el hombre ahora más que nunca se necesitan.
hombre cabeza


El sujeto que cuida del hombre trata de no sobresaltarlo, de que no note los cambios de luz, ni el paso del tiempo. Trabaja para que el hombre casi no exista, para que no vea, ni oiga, ni sepa, ni piense, ni tema, ni se sienta culpable, ni responsable. El sujeto que cuida del hombre es un buen cumplidor, se encarga de todo, de mostrarle el mundo, de ayudarle a esperar sin esperanzas, de vigilar, de hacer colas, de rellenar formularios, de administrar y de hacer todo lo necesario para que se le considere un ciudadano libre, responsable, algo indignado, sí, pero lo justo, nada más, como debe ser.


Pero el sujeto que cuida del hombre no ha llegado aún a darse cuenta de que no es feliz, porque está asustado, resignado, atareado, normatizado, aislado. Vive poco más que para cumplir y espantar miedos, teme al mundo y también teme al hombre, a que despierte, a que abra los ojos un día y le mire a la cara de frente, y le pida cuentas. Pero también teme, como nunca ha temido, a que se le muera el hombre, y por eso no deja de cuidarlo, de sosegarlo, de conformarlo, de vigilarlo, de abrigarlo, de medicarlo, de engañarlo por su bien, para que no se agite, para que no sude, no mire, no despierte, no oiga, no tosa.


El sujeto está sujeto al mundo, y al hombre, sujeto a ser sujetado, sujeto al principio inapelable de actuar como sujeto, de hablar como sujeto, de pensar como sujeto, de vivir como sujeto:

–No hagáis ruido, tened cuidado, no encendáis las luces, no digáis nada…No vaya a ser que despierte el hombre – Dice el sujeto mientras sujeta, mientras sueña ser el hombre que no es, mientras confunde lo qué es con quien no es, ni será, ni lo ha sido nunca, porque no quiere, porque teme ser, y sabe bien que sería, aún sin querer, si muriera el hombre.


Pero el hombre no está muerto, ni enfermo, el hombre dormita, nada más, y a veces, sólo a veces, duerme.


Salvador Crossa Ramírez. Médico psicoterapeuta. Málaga.



El sujeto que cuida del hombre

No hay comentarios:

Publicar un comentario