lunes, 13 de mayo de 2013

FRANÇOIS HOLLANDE. Un primer aniversario sin nada que festejar

El presidente de Francia cumplirá este miércoles un año en el poder con un balance amargo, en un contexto de crisis económica prolongada.


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El desempleo es récord y existe una notoria pérdida de popularidad profundizada por los ajustes impulsados por el líder socialista.


El 6 de mayo de 2012 Hollande fue elegido en la segunda vuelta y 10 días más tarde asumió el poder augurando el inicio de un cambio en Francia, una “ruptura radical” con las políticas de su antecesor, el conservador Nicolas Sarkozy, y el comienzo de una presidencia “normal”.


Sin embargo, una amplia mayoría de los franceses (73%) afirma que “nada cambió” en Francia desde la asunción de Hollande, quien se afianza como el presidente más impopular de los últimos años en sus primeros 12 meses como presidente, con el 26% de imagen positiva (62% al ser electo), según una encuesta de OpinonWay dada a conocer el fin de semana.


Enmarcado por las recientes críticas -incluso de figuras de su partido- a su postura ante la canciller alemana Angela Merkel, a quien el PS gobernante califica como “canciller de la austeridad”, Hollande no celebrará su primer año al frente de la quinta potencia mundial el miércoles que viene.


El desempleo es récord y existe una notoria pérdida de popularidad profundizada por los ajustes impulsados por el líder socialista


En cambio, por la tarde de ese día afrontará una importante reunión con los máximos responsables del Consejo Europeo (CE) en Bruselas.


A la izquierda del PS, los ataques más virulentos le llegan   principalmente del líder de ultraizquierda Jean-Luc Mélenchon (Frente de Izquierda), y apuntan a su incumplida promesa de renegociar los tratados europeos de rigor económico firmados por Merkel y su antecesor el ex presidente francés Nicoalas Sarkozy.


Sus críticos por izquierda también se acuerdan de su inerte declaración de guerra a los mercados financieros.


“La incapacidad de instaurar el impuesto del 75% de los ingresos a quienes ganan más de 1 millón de euros, su regresiva reforma laboral que ubica a Hollande a la derecha de Sarkozy o la reforma bancaria vaciada de contenido por el Parlamento para que el Estado continúe como garante de la especulación bancaria muestran como en poco tiempo se alejó de lo que profesó en la campaña”, dijo el reconocido intelectual de izquierda Emmanuel Todd al semanario Marianne.


En esa línea, el balance de la gestión Hollande es juzgado con severidad por los franceses. El 76% de los consultados por el diario Le Parisien el viernes último consideró “negativo” el inicio de su gestión, que finalizará en 2017.


Aludiendo al diluvio desatado 15 de mayo de 2012, día en que asumió, la oposición conservadora empapeló (150.000 afiches) la capital francesa con una foto de Hollande completamente empapado, y una frase al pie: “El Fracaso”.


“¿Qué hizo por Francia el primer año de ‘hollandismo’?, se preguntó Jean-Francois Copé, presidente de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), y vaticinó que en los próximos cuatro años “continuará la cultura de la excusa” por la “incapacidad de frenar el desempleo y la delincuencia”.


Pero Hollande recibe también continuas críticas de su propio partido, que dirigió durante una década (1998-2008).


“Tengo la impresión de que se perdió tiempo, de que habría que haber ido mucho más rápido en ciertos temas, especialmente en la lucha por fortalecer el empleo. Existe la sensación de que lo realizado no está a la altura de los problemas”, sostuvo la ex candidata presidencial del PS en 2007 y ex pareja de Hollande (tienen cuatro hijos en común), Ségolene Royal, en una entrevista publicada hoy por el vespertino Le Monde.


Un gran paso en falso de cara a los franceses fue el primer escándalo por corrupción en su gobierno, el de su ex ministro de Presupuesto, Jerome Cahuzac, procesado por la justicia por “fraude y evasión fiscal”, lo que dio por tierra con la imagen de “república ejemplar” que Hollande prometía instaurar.


En su primer año de gobierno, Hollande realizó cuatro ajustes presupuestarios por más de 30.000 millones de euros y estipuló subas de impuestos por más de 20.000 millones para cumplir con los objetivos fijados junto a sus socios europeos.


Pero pese a lograr parcialmente la primer etapa de reducción del déficit público, el gobierno e Hollande no logra controlar la escalada constante de la desocupación (10,2%).


Para cumplir con su objetivo de desendeudamiento público, el gobierno socialista se apresta a reformar el sistema de pensiones, mientras que el cuestionado primer ministro Jean-Marc Ayrault reconoció la semana pasada que el Estado reducirá su participación en varias empresas públicas.


La reforma del sistema previsional y la privatización parcial de empresas públicas podrían desencadenar una feroz lucha entre gobierno y sindicatos, y responsables sindicales amenazaron hoy con convocar a una manifestación nacional en junio próximo.


Pero si hay algo que podría alejar aún más a Hollande de los franceses, es su decisión de acotar los desplazamientos luego de ser increpado en abril último en varias ciudades del interior por sus electores desilusionados.



FRANÇOIS HOLLANDE. Un primer aniversario sin nada que festejar

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