jueves, 14 de noviembre de 2013

Alberto Lecchi juega al thriller psicológico en "Sola contigo"

Alberto Lecchi, un cineasta de reconocidos méritos tanto en cine como en televisión y en teatro, vuelve a la pantalla grande con la coproducción argentino-española “Sola contigo”, con Ariadna Gil, Leonardo Sbaraglia, Gastón Birabent, Sabrina Garciarena y Gonzalo Valenzuela.


cine


Si existe una palabra concisa que por sí sola podría definir a Alberto Lecchi como cineasta es honestidad.


Aún hoy, después de diez largometrajes, sigue fresca su imagen, en 1993, cuando subió al escenario de la Gran Fiesta del Cine Argentino para recibir junto al ya consagrado Adolfo Aristarain y Kathy Saavedra el Cóndor de Plata a Mejor Guión por “Un lugar en el mundo”, en el que también fue asistente de dirección.


Poco después, él mismo como director sorprendería, siempre con herramientas genuinas, con “Perdido por perdido”, una de las primeras muestras de actor “serio” de Ricardo Darín, primer ejemplo de un cine que no intenta manipular al espectador sino simplemente contar historias.


La promesa de director talentoso volvió a aparecer cuando estrenó “El dedo en la llaga” y después el thriller “Secretos compartidos”, que lo mostró como un director con mano firme en el género, en el que ahora, dos décadas después, vuelve a incursionar.


Lecchi también mostró su talento para el género en la televisión, cuando dirigió las dos temporadas de la serie “Epitafios” (HBO) y algunos memorables episodios de los unitarios “Mujeres asesinas”.


El director confiesa que el trabajo de este guión lo ocupó más de dos años, que la excusa argumental surgió de una historia real relacionada con audaces ofertas de trabajo que aparecen en Internet, y que para diseñar al personaje central, que en principio era hombre y terminó como mujer, contó con la colaboración de psicólogos.


A los cuarenta y pico, y tras superar su adicción al alcohol, una profunda depresión y perder la custodia de sus hijas, María Teresa no levanta cabeza, pese a su aparente estabilidad profesional como jefa de personal.


Todo se complica cuando, tras un trágico accidente automovilístico con una mujer embarazada como víctima fatal, el tiempo corre a toda velocidad, hasta que una mañana María Teresa empieza a recibir sombrías amenazas telefónicas, la voz gutural de un desconocido que le anuncia que la va a matar, previo sometimiento al dolor, pero no le dice cuando.


En el tiempo que va atesorando entre una llamada y la siguiente, la mujer intenta desprenderse de sus bienes y reconciliarse con todos a los que hizo daño, especialmente sus hijas, al tiempo que surge la figura de un comisario que la vigila y sigue, dice, para protegerla.


Sin embargo, y como en todo relato de suspenso, en concreto solo sabemos que María Teresa tiene mucha confusión y que su meta es la de morir, pero no con más culpa de la que viene arrastrando pesadamente.


Lecchi vuelve a echar mano a recursos genuinos, en base a personajes bien trabajados que crecen con el ritmo de una ciudad como Buenos Aires, registrada de manera sombría, ocre, acorde a la compleja psicología de la protagonista.


Las actuaciones de Gil, Sbaraglia, Garciarena (secretaria de María Teresa) y Birabent (jefe de la protagonista), y de quienes desempeñan papeles secundarios, tal el caso de Gonzalo Valenzuela (el desconocido que la seduce y abandona), logran convencer, a pesar de tratarse de la crónica de una muerte anunciada.


“Era un drama, y a partir de que vi por Internet el ofrecimiento de un hombre para todo servicio, incluso matar, pensé que el drama podía esconderse detrás de un thriller y servirme de excusa para contar el pasado de la protagonista, es decir, a consecuencia de las amenazas que sufre y esa necesidad de pedir perdón contar su pasado”, aseguró el director a Télam.


“Si tuviese que compararla con algún otro filme mío sería con `Secretos compartidos`, aquel, sin embargo, era un policial de principio a fin, y este es un drama disimulado por un thriller que uso para contrar el drama de esa mujer”, señaló Lecchi.


“Una de las cosas difíciles era que el personaje de Ariadna Gil estaba de principio al fin de la película y como el resto de los personajes, con excepción de la secretaria de la protagonista interpretado por Graciarena que es el más genuino, todos esconden algo, no dicen la verdad de lo que sienten o les pasa, y eso se resuelve en la última toma”, precisó.


“Me interesaba sostener esto hasta el final y que cuando el público lo descubra piense cosas sin tener la sensación de que le mintieron, y eso era lo más difícil de lograr, y creo que a la vez era lo que más me divirtió hacer por lo arriesgado”, afirmó.


“En todas las escenas -remarcó- hay pistas para llegar al final que quería y si la peli gusta es porque todo esto estuvo bien contado y yo me convertiría en el chico más feliz, y parto de la base que esta es la película que me gustó hacer porque me hizo tomar un riesgo, el de hacer algo diferente”.


“Mi próxima película no va a ser ni un drama ni un thriller sino algo más de adentro, como `Nueces para el amor`”, adelantó el director.



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