sábado, 9 de noviembre de 2013

Yasser Arafat y el misterio del polonio 210

Hay pocas muertes que generen tanto misterio como la de Yasser Arafat, el máximo héroe de los palestinos que luchó toda su vida contra Israel, aunque también tenía sus enemigos en el gobierno autónomo.


arafat


Desde que murió el 11 de noviembre de 2004, en el hospital militar francés de Percy, cerca de París, su viuda Suha Tawil especuló con la posibilidad de que Arafat haya sido envenenado.


Por esa razón, los restos del líder palestino fueron exhumados en noviembre de 2012 de su tumba en Ramallah, Cisjordania, para ser analizados por investigadores de Rusia, Suiza y Francia.


Ahora un grupo de científicos suizos del Instituto de Radiofísica del Hospital de Lausana encontró niveles de polonio-210 radiactivo 18 veces superiores a lo normal, en las muestras tomadas del cadáver de Arafat, lo que respalda “moderadamente” la hipótesis de que su muerte fue a causa de un envenenamiento.


El polonio 210 se utilizó para matar al ex espía ruso Alexander Litvinenko en Londres, en 2006, crimen por el que fue responsabilizado el presidente ruso, Vladimir Putin.


“Está científicamente comprobado que no murió de muerte natural y tenemos pruebas científicas de que este hombre fue asesinado”, dijo su viuda, tras recibir el informe de forenses suizos.


Sin embargo, Suha no acusó directamente a ningún país o persona, e incluso reconoció que el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tenía muchos enemigos internos.


Wasel Abu Yousef, miembro del comité ejecutivo de la OLP, dijo que “el presidente Arafat se convirtió en una víctima de un atentado terrorista organizado por un Estado, que es Israel, el cual quería librarse de él”.


Pero el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, Yigal Palmor, afirmó: “Esto es más una telenovela que ciencia, este es el último episodio de una telenovela en la cual Suha (la viuda de Arafat) se opone al sucesor” del líder palestino.


Una de las escenas más recordadas de la vida de Arafat fue cuando se presentó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972, con una rama de olivo y una pistola, para simbolizar la paz y también la guerra que se libraba en ese momento en Medio Oriente.


Su victoria diplomática más importante la obtuvo cuando firmó junto al asesinado primer ministro israelí, Isaac Rabin, los Acuerdos de Oslo en 1993, que establecieron un gobierno autónomo palestino en la Franja de Gaza y Cisjordania.


Por esa razón, luego de regresar a los entonces territorios palestinos, en julio de 1994 y luego de 20 años de exilio, Arafat y Rabin fueron distinguidos con el Premio Nobel de la Paz.


La noticia no le gustó a muchos israelíes, entre ellos el ex primer ministro Ariel Sharon, quien manifestó: “Después de los nazis, no conozco a nadie que tenga tanta sangre judía en sus manos como Arafat”.


Durante la década del 70, se le atribuyeron a Arafat numerosos secuestros aéreos, asaltos a embajadas y atentados contra los israelíes cuando participaba en la lucha armada contra Israel.


El líder palestino perdió luego a su compañero de ruta, Rabin, quien fue asesinado en noviembre de 1995 por el extremista religioso judío Yigal Amir.


El hecho paralizó el proceso de paz en Medio Oriente, y los líderes israelíes reanudaron la construcción de asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania.


Arafat, a quien la radio La voz de Israel calificaba de “architerrorista”, fue el primero en reconocer a Israel como un estado judío en julio de 2004, pocos meses antes de su muerte.


Sin embargo, el líder palestino nunca dejó de reclamar por el retorno de 3,7 millones de refugiados, palestinos demanda que junto al pedido de Jerusalén Este -donde los palestinos quieren proclamar la capital de su futuro estado- fue una de las diferencias que hizo fracasar la cumbre de Camp David (2000).


Nacido probablemente en El Cairo, Egipto, en 1929, Arafat se exilió en Kuwait luego de la fundación del Estado de Israel, en 1948.


En 1959 fundó el grupo Al Fatah, con el que luego ganó el liderazgo de la OLP y el posterior gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).


La noticia sobre su probable envenenamiento se conoció el miércoles pasado, día en que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, llegaba a Israel para reunirse con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.


Kerry también se reunió con el presidente palestino, Mahmud Abbas, en el marco de las negociaciones de paz de Medio Oriente.


“¿El informe (de científicos suizos) que asegura que Arafat fue envenenado, descarrillará las conversaciones de paz?”, se preguntó la analista Sara Miller Llana, en una nota del diario The Christian Science Monitor.


En los últimos años, la vida de Arafat fue eclipsada de algún modo por el auge del fundamentalismo islámico, que tuvo en el abatido jefe de Al Qaeda, Osama Ben Laden, a su máximo representante tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 que causaron 3000 muertos.


Por eso, quizá, las nuevas generaciones no conocen muchos detalles de su vida y de su sueño de ver a un Estado palestino viviendo en paz con Israel.


Sin embargo, su legado no ha sido olvidado y su cara sonriente, junto a la del jeque asesinado Ahmed Yassin, guía espiritual de Hamas, puede verse hoy en día en las paredes de alguna calle de Gaza.



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