domingo, 30 de marzo de 2014

El parlamento cubano aprobó una nueva ley de inversiones extranjeras

La Asamblea Nacional (parlamento) cubana sancionó por unanimidad la nueva Ley de Inversiones Extranjeras, que establece garantías y flexibiliza condiciones a la radicación de capitales foráneos, con el fin de acelerar el crecimiento de la economía de la isla.


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La ley, que forma parte de un amplio programa de reformas económicas y sociales que el gobierno de La Habana viene implementando desde 2008, prohíbe la expropiación de las empresas que se instalen en el país, salvo decisiones extraordinarias del gobierno, y garantiza la libre transferencia al exterior de las utilidades en moneda libremente convertible, según informaron las agencias de noticias Prensa Latina, Ansa, EFE y DPA.


La apertura hacia el capital extranjero estará dada en todos los sectores de la economía cubana, a excepción de los de salud, educación, instituciones militares y medios de comunicación.


La norma, que entrará en vigencia en 90 días, prevé la eximición del pago de impuestos en algunos casos y permite las operaciones de empresas mixtas, sociedades y asociaciones económicas entre el Estado cubano y los capitales privados extranjeros.


El vicepresidente, Marino Murillo, aclaró que en todos los casos habrá participación estatal con el fin de ejercer las regulaciones necesarias, aunque explicó que “se prevé” la transmisión total de objetivos económicos a empresas foráneas “con carácter excepcional, si resultara útil y necesario”.


El ministro de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras, Rodrigo Malmierca, precisó que la nueva ley no impide que los cubanos emigrados inviertan en la isla pero advirtió que “Cuba no irá a buscar inversión extranjera a Miami”, donde reside la mayoría de los exiliados.


El instrumento, que reemplaza a la ley vigente desde hace 20 años, busca impulsar “el desarrollo”  de la economía cubana que avanza a “bajo ritmo”, un ejemplo de que es necesario el financiamiento externo, según explicó Murillo, quien consideró que “una inversión extranjera bien hecha no significa regalar el país”.


Según el vicepresidente, con la reforma, la isla aspira a conseguir hasta 2.500 millones de dólares al año en inversiones directas del extranjero.


En una reunión de los diputados celebrada ayer, Malmierca había advertido que si la economía cubana no crece a niveles de alrededor del 7 por ciento y si no se acumula entre el 25 y 30 por ciento para hacer inversiones, el país no se podrá desarrollar.


“Para que eso ocurra necesitamos entre 2.000 y 2.500 millones de dólares en inversiones extranjeras cada año y para que vengan, hay que darle incentivo”, adelantó.


La legislación busca, ademas, atenuar las fuertes importaciones anuales, especialmente en el sector alimentario, que suelen acercarse a los 2.500 millones de dólares, de acuerdo con trascendidos de la sesión que transcurrió a puertas cerradas.


El presidente Raúl Castro, quien en diciembre anunció el envío del proyecto para su debate, asistió a la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, junto a otros funcionarios de gobiernos y dirigentes del Partido Comunista.


Tras el triunfo de la revolución cubana, el 1 de enero de 1959, comenzaron en el país las nacionalizaciones de empresas extranjeras y del sector privado nacional que culminó en 1968 con las expropiaciones de pequeños negocios que aún operaban.


En 1995 fue aprobada la ley de inversiones foráneas con alcances más limitados que la legislada hoy, como parte de un programa contra la crisis, causada en Cuba por la desaparición de la Unión Soviética, el principal mercado de la isla.



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