domingo, 30 de marzo de 2014

Hollande mide su popularidad en municipios de Francia

Francia celebra mañana la segunda vuelta de las elecciones municipales, en lo que supone el primer desafío para el socialista Francois Hollande como presidente, que en la primera jornada tuvo un importante revés frente al triunfo de la centro derecha y al sorpresivo avance del ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen.


hollande


Ante la inminente derrota, el poder Ejecutivo se prepara para una remodelación del gobierno que puede poner fin al mandato de Jean Marc Ayrault como primer ministro, cuya aceptación es casi tan baja como la del propio presidente, el menos popular desde la fundación de la V República francesa en 1958.


Para el puesto de jefe del gobierno suenan los nombres de los ministros de Interior Manuel Valls, Relaciones Exteriores Lauren Fabius o Defensa Jean Yves Le Drian, y el hasta ahora alcalde de París Bertrand Delanoe.


Aunque tampoco se descarta que el presidente mantenga a Ayrault como primer ministro para la segunda etapa de la legislatura, en la que deberá defender el llamado “pacto de responsabilidad”, un cambio en la política de Hollande que lo acerca a los postulados de Bruselas y lo aleja del electorado de izquierda.


Ese pacto, que Hollande detalló el pasado enero, elimina las cargas familiares para las empresas a cambio de que creen nuevos puestos de trabajo.


Aunque la comparación del voto local con el presidencial no es automática, los resultados del domingo pasado arrojaron un balance catastrófico para los socialistas, en un contexto general de una fuerte abstención, que alcanzó el 36,45%.


El socialismo logró sólo el 38,8% de los votos, 6 puntos menos que en 2008, mientras que la centro-derecha sumó el 46,4% de los sufragios y los ultraconservadores del FN, formación que no controlaba ninguna alcaldía, logró el 4,7% pese a que se presentó en menos del 2% los municipios, recordó la agencia EFE.


La ultraderecha multiplicó por cinco sus resultados, tras el 0,9% obtenido en 2008, y la misma noche electoral, el ministro de Trabajo, Michel Sapin, reconoció que era “evidente” que los electores habían enviado un mensaje de castigo al Gobierno: a través de la abstención o de las boletas del FN.


Sumado al golpe electoral para los socialistas, esta semana se supo que el desempleo, enemigo declarado de Hollande, siguió avanzando en el mes de febrero (+0,9% respecto a enero).


Además, el Consejo Constitucional censuró en parte la llamada “ley Florange”, una iniciativa gubernamental que preveía sanciones para las empresas que cerrasen fábricas rentables.


Entre los candidatos socialistas, la franco-española Anne Hidalgo era la gran favorita para convertirse en la primera alcaldesa de París, pero fue superada en la primera vuelta por su rival, la conservadora Nathalie Kosciusko Morizet.


Renovar el poder en París es una de las pocas victorias a las que puede aspirar el Partido Socialista, aunque, incluso la peor de las derrotas puede tener un aspecto positivo para Hollande.


El presidente se comprometió a recortar el gasto púbico en 50.000 millones para 2017 y parte de ese ajuste vendría de las administraciones locales.


Si la derecha se hace con gran parte del poder municipal, sería menos complicado para el Gobierno obligar a los alcaldes a apretarse el cinturón.



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