lunes, 17 de marzo de 2014

Prorusos arrasaron en el referendo y Crimea podría unirse a Rusia

La península ucraniana de Crimea apoyó de forma masiva una declaración de independencia de Kiev y un mandato para pedir el ingreso a la Federación Rusa, en un referendo que fue desconocido por Estados Unidos y Europa, y que aumentó la tensión entre las potencias occidentales y Moscú.


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Aún antes de conocerse los primeros resultados oficiales, miles de manifestantes prorrusos salieron a festejar en las calles de la capital de la península, Simferopol, y de la segunda ciudad más importante y sede de la Flota rusa del Mar Negro, Sebastopol.


“Esperamos tantos años. Me va a estallar el corazón de tanta alegría. Por fin, volvemos a Rusia”, aseguró a la agencia de noticias EFE Galina, una profesora de secundario que festejaba anoche en la Plaza Lenin, en el centro de Simferopol.


Según el líder del comité organizador del referendo, Mikhail Malyshev, con la mitad de los votos escrutados, más del 95% de los votantes apoyaron la independencia de Ucrania y el ingreso al Estado ruso, informó el diario británico The Guardian.


El anuncio de los resultados no hizo más que alimentar las celebraciones callejeras, teñidas con los colores azul, rojo y blanco de la bandera de Rusia y alguna que otra bandera soviética, y ajenas a la tensión que rodea Crimea desde que más de 20.000 soldados bloquean las fronteras y las principales bases militares ucranianas.


Mientras Moscú sigue sosteniendo que no son sus tropas las que ocupan la península, sino “autodefensas” locales que se levantaron en contra del nuevo gobierno proeuropeo en Kiev, el gobierno ucraniano y la comunidad internacional denuncian que son soldados rusos, bien entrenados y equipados.


El mes pasado y tras meses de protestas masivas en Kiev, el presidente prorruso Viktor Yanukovich fue destituido y asumió un gobierno interino, apoyado por una coalición de fuerzas que va desde grupos prooccidentales hasta nacionalistas antirrusos de extrema derecha.


Según el comité organizador, el nivel de participación superó el 82% del padrón, una cifra mucho mayor al 70% que el gobierno crimeo aspiraba a conseguir, informó la agencia de noticias EFE.


La población de la península se divide entre tres grupos étnicos: un 60% de ciudadanos de ascendencia rusa, un 26% de ucranianos y un 12% de tártaros, una minoría musulmana de origen turco, que era mayoría en ese territorio pero fue expulsada por la Unión Soviética en 1944.


Tanto los sectores ucranianos como los tártaros llamaron a boicotear el referendo secesionista.


“Esperamos tantos años. Me va a estallar el corazón de tanta alegría. Por fin, volvemos a Rusia”

habitante de Crimea


Ante la contundencia de los resultados de la consulta popular, el primer ministro crimeo, Serguei Axionov, anunció, exultante, que mañana lunes viajará a Moscú una delegación parlamentaria para iniciar el proceso de “anexión”.


En tanto, el Parlamento crimeo refrendará mañana el resultado del referendo y, mientras Rusia decide sobre la anexión de Crimea, la península tendrá un status de república autodeclarada independiente, como el territorio de Nagorno Karabaj, un enclave armenio en Azerbaiján que se declaró independiente en 1991 tras una guerra, pero no fue reconocido por ningún Estado.


Según explicó el premier crimeo, los ciudadanos de la península podrán solicitar el pasaporte y permiso de manejar rusos, se incorporará el rublo como moneda y el huso horario vigente en la potencia vecina.


Mientras el gobierno crimeo delineaba sus pasos a seguir, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) anunciaron que no reconocen el referendo secesionista y advirtieron a Rusia sobre una posible anexión de la península.


“Rechazamos el `referendo` que se realizó hoy. Es contrario a la constitución de Ucrania y la comunidad internacional no reconocerá el resultado de una consulta realizada bajo amenazas de violencia e intimidación de una intervención militar rusa que viola el derecho internacional”, sentenció la Casa Blanca en un comunicado.


El presidente ruso Vladimir Putin le respondió a su par estadounidense, Barack Obama, en una llamada telefónica recordándole la independencia de Kosovo de Serbia, una declaración que Estados Unidos impulsó y apoyó y que Moscú, aliado de Serbia, siempre rechazó, recordó en un comunicado el Kremlin.


Horas antes, Dan Pfeiffer, un asesor de Obama, había advertido ante la cadena de televisión NBC, que si Moscú no modificaba su posición, la Casa Blanca impondría sanciones contra el Kremlin “en los próximos días”.


Una amenaza similar se escuchó desde Bruselas, donde mañana lunes se reunirán los cancilleres europeos para decidir si imponen sanciones como la congelación de activos y prohibición de viajes de funcionarios rusos.


El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, adelantó que “Europa dará una respuesta clara al rederendo de Crimea”, según la edición digital del diario Bild.


Pese a la escalada de violencia que vivió la península en los días previos a la consulta y que dejó tres muertos, el referendo se realizó en un clima de relativa tranquilidad.


La Armada ucraniana había denunciado durante la mañana que fuerzas rusas habían colocado minas alrededor de sus bases, sin embargo, horas después el ministro ucraniano de Defensa, Igor Teniuj, anunció una tregua con las tropas que ocupan la península hasta el próximo viernes.


“En lo que respecta a las medidas que se adoptarán después del llamado referendo, se llegó a un acuerdo entre los comandantes de que, hasta el 21 de marzo, no van a adoptar ninguna medida para bloquear nuestras unidades militares”, explicó a la prensa Teniuj.


En otras palabras, las tropas ocupantes se habrían comprometido a no avanzar esta semana hacia lo que gran parte del mundo ve como una posible anexión a Rusia.


Pero la tregua no logró desactivar los temores de una mayor intervención militar rusa sobre territorio ucraniano.


En la ciudad de Donetsk, en el este de Ucrania y no muy lejos de la frontera con Rusia, miles de manifestantes prorrusos, intentaron hoy asaltar la sede de la Fiscalía regional y del Servicio de Seguridad (la antigua KGB).


Los manifestantes llevaban banderas rusas, coreaban consignas como “Rusia” y “Viva Putin” y quemaron camionetas de la policía, según reportó EFE.


En tanto, en Jarkiv, otro ciudad ucraniana cerca a la frontera con la potencia, miles de manifestantes prorrusos se congregaron en la Plaza Lenin, frente al consulado de Rusia, y pidieron el envío de “tropas de paz rusas”.


Los tres muertos de los últimos días se registraron en estas dos ciudades.


Ante el temor de una mayor intervención militar rusa en el este del país, el gobierno interino de Ucrania pidió a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) enviar observadores a Crimea y a las ciudades del este que tienen importantes comunidades de rusoparlantes.


Además, el ministro del Interior ucraniano, Arsen Avakov, hizo un desesperado llamado a los grupos armados nacionalistas antirrusos a que entreguen sus armas al nuevo gobierno y abandonen las calles, especialmente en el este del país.


“¿No entienden que cualquier tiroteo provocado será utilizado como pretexto para la agresión y la ocupación del país?”, alertó.



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