La operación, conocida como “Invasión a Bahía de Cochinos”, fue un estruendoso fracaso que terminó con parte de los invasores muertos y el resto en manos de Castro, afianzando la revolución cubana.
Cuba había sido una obsesión para los americanos desde el triunfo de la Revolución y cuando en 1960, Castro nacionalizó las empresas norteamericanas de la isla, Estados Unidos empezó a implementar diversos planes para deshacerse del molesto vecino: sabotajes, golpes internos, sublevación popular, asesinato o invasión.
La operación militar en la que tropas de cubanos exiliados, entrenados, financiados y dirigidos por la CIA intentaron invadir Cuba, acabó en fracaso en menos de 65 horas, vencidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
El número de bajas entre los anticastristas sobrepasó el centenar de muertos y los capturados fueron 1.189, siendo juzgados y condenados a prisión, aunque algunos ex oficiales de la policía del anterior dictador Fulgencio Batista, fueron condenados a muerte y ejecutados.
La victoria se convirtió en un enorme respaldo a Fidel Castro y al carácter socialista de la Revolución y el mismo “Che” Guevara declaró que el fracaso estadounidense había fortalecido “como nunca antes” el apoyo de las masas cubanas hacia el régimen de Castro, sirviendo además de propaganda adversa contra los EEUU.
Tras el pacto Kennedy-Jruschev de 1962, que consistió en un acuerdo para no permitir ningún nuevo intento contra Cuba por parte de exiliados cubanos, concluyeron estos ataques.
CITA CON LA HISTORIA
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