viernes, 19 de abril de 2013

Venezuela tiene más futuro con Maduro que con Capriles?

Venezuela es un país inviable?

Con una abultada tradición dictatorial, la historia de Venezuela explica hasta qué punto es hoy una “republiqueta” con poco, por no decir ningún, futuro.

La Historia venezolana abunda en déspotas, unos más otros menos, ilustrados: Bolívar, Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, son mandatarios que bajo el ideario de una América total, acariciaron también el totalitarismo de estado.

Justas son las aspiraciones independentistas de las naciones, es cierto. No obstante, al igual que con las personas: libertad implica responsabilidad, y en la falta de compromisos de algunos gobiernos con sus pueblos es donde radica el comienzo de la ruina de Venezuela.

La Venezuela moderna se caracterizaba por tener una democracia bipartidista. AD (Acción Democrática y Copey, (parece el nombre de un árbol) fueron los dos partidos predominantes a fines del siglo pasado. El gobierno de Carlos Andrés Pérez del partido AD nacionalizó el petróleo venezolano, antes explotado y refinado por compañías norteamericanas.

Loable nacionalización, decimos, pero entonces empieza lo bueno, es decir lo malo para Venezuela. ¿Por qué? Pues porque como todo país tercermundista, el resto del mundo anima a que Venezuela salga de su legendario atraso y se desarrolle. País pobre y a la vez pobre país, Venezuela recibe el caramelo envenenado de préstamos internacionales de miles de millones de dólares para su desarrollo.

He vivido y sido testigo de primera mano de la danza de los millones en Venezuela tras la nacionalización de su petróleo. Pocos ejemplos ilustran lo que digo. En poco menos de dos décadas en Venezuela los automóviles se vendían como churros y por metros no por marcas pues todas son americanas. A la puerta de todas las chabolas había relucientes coches de tamaño infinito, y dentro de las covachas televisores gigantescos, equipos de sonido que ni los de las discotecas, electrodomésticos inverosímiles aunque el viento derribara los muros de cartón de las viviendas.

En esa Venezuela no había paro porque los nacionales que trapichean no estaban contabilizados y los inmigrantes provenientes de Portugal, Italia, España, Colombia, Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay y Chile, trabajaban por y para el desarrollo venezolano.

Portugal, Italia, España, Colombia, Colombia, Perú y Ecuador, aportaron en gran medida la mano de obra, las naciones de cono sur americano en buena medida el intelecto. No generalizo, catedráticos, escritores, periodistas, ingenieros arquitectos, profesionales y técnicos llegaron de todas partes, pero la mayoría de quienes llegaron a Venezuela entre los años setenta y fines de los ochenta fueron obreros y gente sin mayor oficio en sus países de origen.

Los inmigrantes de esa década se dejaron la piel, ganaron bien, vivieron bien y ahorraron. En Venezuela se contrató por lo alto, se importó de todo y la danza de los millones continuó. Los en su país sin oficio tuvieron beneficios en Venezuela, claro. Y los mayores beneficiados, por supuesto, pertenecen a la elite nacional, que cobró enormes comisiones por cualquier contrato, que se embolsó la mayor parte del dinero de los préstamos para desarrollo del país y que envíó a sus hijos a educarse fuera, compró fuera y sacó el dinero también afuera.

La frenética actividad económica de los venezolanos de elite de entonces, con los Estados Unidos de Norteamérica se vió en el trasiego permanente de aviones privados en el aeropuerto de La Carlota, aeropuerto privado para aviones privados que tenía 5 veces más tráfico que el aeropuerto Internacional oficial de Maiquetía.

Se habla por entonces de corrupción política y empresarial, desde luego, pero como el dinero corría en riadas, hasta el más miserable de los venezolanos gozó de migajas del banquete pantagruélico de quienes estaban en el poder. Si se le preguntaba a cualquier venezolano de píe cual era la ideología diferencial de los dos partidos dominantes la explicaban así “Los adecos AD roban mucho pero dejan roban, los copeyanos, Copey roban pero no comparten”.

Como el bipartidismo es fiel a sus pactos, en la Venezuela de fines del siglo pasado la alternancia en el poder se cumplió. Y los plazos para pagar los intereses de la deuda exterior también. Y también se venció el plazo de la deuda misma.

Lo simple no es simplista, no se trata del derroche de los venezolanos, pues es un país productor de mucho petróleo y produce aún hoy día mucho como para derrochar, se trata de expolio, del saqueo continuado a que habían sometido a la nación los que tenían en poder en Venezuela y la nación no pudo pagar ni intereses ni deuda.

¡Pobres países del tercer mundo, pobre Venezuela¡ Se lamentaron unos. Perdonémosle los intereses y parte de la deuda, rogaron otros. Y muchos bancos de Estado Unidos, dijeron: no, no, no hay perdón ni olvido, porque sabemos muy bien en qué cuentas bancarias norteamericanas de particulares venezolanos está el dinero que la nación debía.

Entonces empieza el fin de Venezuela, final que continua. En el segundo periodo de Carlos Andrés Pérez, el presidente adeco que nacionalizó el petróleo echa mano a la caja chica y ni siquiera tiene para los gastos corrientes del país. Devalúa entonces la moneda, para a ver si así al menos puede sobrellevar el caos, pero nada. Cuando se ha tocado fondo, muchas naciones siguen cavando para hundirse más. El Banco central, crea un sistema en que ofrece dólares preferenciales para importadores y como todo es importado la nación sigue desangrándose. Los importadores que muchos eran filiales, sucursales de fábricas y firmas en el exterior, saben que la ganancia ahora está en comprar dólares preferenciales baratos y revenderlos al precio caro del mercado libre.

Venezuela después siguió cavando tras haber tocado fondo hasta bien entrado este siglo. La historia reciente ya se sabe. Chavez tras el golpe de estado frustrado sube al poder. Reduce la pobreza con asistencialismo, pero el país no produce ni su comida. Hoy mismo hay un serio conflicto entre el heredero de Chavez y su antagonista Capriles. Si oímos atentamente el discurso de uno y otro, son idénticos. Populistas, bolivarianos, mea pilas, la única diferencia entre uno y otro es que si Capriles llegara al poder, Venezuela volvería a manos de los poderosos de ayer y está vez ni las migajas de su festín les darían a los pobres. ¡Vaya panorama



Venezuela tiene más futuro con Maduro que con Capriles?

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