jueves, 15 de agosto de 2013

Obama calificó como "deplorable" la represión en Egipto y canceló ejercicios militares conjuntos

Criticó la represión y pidió que se levante el estado de emergencia que impuso el gobierno de facto. El ejército egipcio es un aliado norteamericano en la región.


Obama dijo que su gobierno revisará la relación con el país árabe, un aliado clave, y evaluará medidas adicionales, aunque no dio ningún indicio de que Washington planee suspender la ayuda millonaria anual que destina al Ejército egipcio o declarar que el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi fue un golpe de Estado.


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Más tarde, el Pentágono informó que el secretario de Defensa, Chuk Hagel, advirtió hoy al jefe del Ejército egipcio, Abdel Fatah al Sisi, que la violencia en Egipto está “poniendo en riesgo elementos importantes de nuestra larga cooperación” militar binacional, sin dar especificaciones.


“El pueblo egipcio merece algo mejor que lo que vimos en los últimos días. El ciclo de violencia debe detenerse”, señaló Obama en una declaración desde la isla de Martha`s Vineyard, en el estado de Massachusetts, donde se encuentra de vacaciones.


“Esta mañana notificamos al gobierno egipcio que cancelamos nuestros ejercicios militares bianuales con Egipto, que estaban previstos para el próximo mes”, indicó el presidente demócrata.


“El pueblo egipcio merece algo mejor que lo que vimos en los últimos días. El ciclo de violencia debe detenerse”

Barack Obama


El mandatario condenó “rotundamente los pasos tomados por el gobierno interino y las fuerzas de seguridad” para reprimir las protestas, y recordó que la cooperación con Egipto está “en el interés de seguridad nacional” de Estados Unidos.


También señaló que ordenará a su equipo de seguridad nacional “evaluar las implicaciones de las acciones deplorables del gobierno y los pasos que podríamos tener que dar -en caso necesario- con respecto a la relación Estados Unidos-Egipto”.


Washington desarrolla estas prácticas militares con el país árabe desde 1981, y que únicamente se interrumpieron en 2011, durante las revueltas conocidas como la “Primavera Árabe” que culminaron en Egipto con el derrocamiento de Hosni Mubarak.


Si bien esta decisión del Ejecutivo norteamericano constituye un mensaje para las autoridades egipcias, no varía en lo sustancial el tenor tibio de las respuestas frente a la situación, ya que el demócrata eludió nuevamente calificar como “golpe” el derrocamiento del presidente Mursi, el 3 de julio.


Tampoco hizo referencia directa a la multimillonaria ayuda militar que Washington proporciona a El Cairo, 1.500 millones de dólares que en su mayoría se destinan al Ejército, el verdadero poder en Egipto, informó la agencia de noticias EFE.


Egipto es el segundo receptor de ayuda financiera de Washington después de Israel. Las donaciones al país árabe consisten dinero más armamento y tecnología, además de la educación militar para más de 500 oficiales egipcios cada año.


Desde la caída de Mursi, Washington dudó durante tres semanas si calificar el hecho como un golpe de Estado, una decisión que habría forzado a Obama a suspender la entrega de la ayuda anual, debido a que la ley de su país obliga a interrumpir la asistencia a naciones donde se interrumpió el orden constitucional.


El 26 de julio, el Departamento de Estado anunció que no tomaría ninguna decisión al respecto, al considerar que no beneficiaría al “interés nacional” de Estados Unidos cancelar su ayuda al país, destinada en buena parte a fortalecer la frontera con Israel.


El Ejército egipcio derrocó a Mursi apoyado por millones de personas que salieron a las calles a pedir su renuncia acusando a su movimiento islamista, la Hermandad Musulmana, de haber monopolizado el dominio de las instituciones del país en el proceso de transición abierto tras la revuelta contra Mubarak.


Ayer, soldados y policías egipcios desmantelaron dos campamentos de protesta que seguidores de Mursi mantenían en El Cairo para exigir la restitución del mandatario, desatando hechos de violencia en todo el país que dejaron 525 muertos, casi en su totalidad miembros de la Hermandad, y más de 3.700 heridos.


“Desde que comenzó la crisis dejamos claro al gobierno egipcio que debe evitar el uso de la violencia, respetar el derecho de reunión y avanzar hacia una transición política integradora”, aseguró Hagel en su conversación con al Sisi, según el comunicado del diálogo emitido por el Pentágono.


“La violencia reciente que causó centenares de muertes en todo el país mina estos principios”, agregó, citado por la agencia de noticias EFE.


Hoy, Obama aludió al derrocamiento de Mursi en términos ambiguos, y se limitó a manifestar que su país está “consciente de la complejidad de esta situación” y si bien resaltó que Mursi “fue elegido democráticamente”, señaló luego que “su gobierno no fue inclusivo y muchos egipcios pidieron un cambio”.


“Y aunque no creemos que la fuerza sea la forma de resolver las diferencias políticas, tras la intervención de los militares hace una semanas seguía habiendo una oportunidad para la reconciliación y una oportunidad de buscar un camino democrático”, añadió.


“En su lugar, hemos visto cómo tomaban un camino más peligroso”.


La situación egipcia tuvo además inmediatos efectos en la política interna estadounidense.


El senador republicano y ex candidato a la presidencia, John McCain, señaló que el estallido de violencia se debe a “un fracaso colosal” de la administración Obama, cuyo intento de influir en los generales egipcios “fue ignorado por los militares”.


Estados Unidos tiene “gran parte de responsabilidad en el derramamiento de sangre en Egipto”, señaló el republicano al diario The Wall Street Journal.



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