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En España, aparecen cada día nuevos datos que muestran cómo nepotismo y corrupción se han entretejido de tal modo que resulta difícil desvincularlas, dando lugar a una enfermedad social tan nefasta como explosiva que ha conducido al descrédito de los políticos y de los jueces, sean del color que sean.
Nepotismo: “Vicio de la administración pública que consiste en que los personajes den los cargos a sus parientes o que se den los cargos por favor y no por el mérito”. (Diccionario María Moliner).
Corrupción: “Soborno de cargos públicos”.
Urge, como en tiempos de Unamuno y la Generación del 98, regenerar España.
España es un país gangrenado. Su gobierno jamás escucha las medidas de saneamiento que le proponen los movimientos ciudadanos como el 15-M, el 25-S, P.A.H-Stop-Desahucios, “iaioflautas”, profesores, sanitarios, los estafados por las acciones preferentes, los discapacitados y hasta los escolares del “taper”, sin comedor y sin transporte escolar. Y aún hay más…Una lista interminable de descontentos con un gobierno totalmente alejado de sus necesidades y derechos, e incluso- como en el caso de los desahucios- en contra de la legislación europea a la que tan fácilmente acatan cuando conviene a sus señorías.
La ciudadanía está harta de que no se escuchen sus demandas para sanar la enfermedad social que padece el país y de las medidas que toma a diario un gobierno incompetente y desacreditado que no han parado de aumentar la infección, que ha degenerado en una gangrena nacional, pues no existe parcela que no esté seriamente enferma, desde la política a la economía; desde el sector financiero al industrial; desde el mercado laboral al mercado cultural; desde los jueces al profesorado; desde los ancianos a los discapacitados; desde los jóvenes a los niños en edad escolar; desde la policía, a la guardia civil, atosigados también por los recortes y con cada vez más contradicciones entre su conciencia personal y social y sus obligaciones como guardia pretoriana de un gobierno que perciben corrupto e ineficaz que solo se sostiene en ellos, los uniformados. Todos sabemos que de no ser por la represión policial, este país habría dado ya un giro pacífico, pero firme, en dirección a la salud pública nacional, y hace tiempo que no existiría este gobierno que se ha parapetado en una barricada de mentiras y reclamos a la honradez que nadie cree y al que solo protegen sus gendarmes y el silencio cómplice del poder judicial cuando no la pasividad de una parte de la ciudadanía que no termina de creer que estos señores trajeados, con aparente serenidad y mucha palabrería a los que votaron sean los corruptos que dicen los telediarios de la sexta o las muchísimas páginas de internet que les denuncian.
El país precisa de una operación de saneamiento dolorosa para los responsables. Ahora les toca a ellos. La primera medida a tomar por su parte debería ser descabezarse a sí mismo, la dimisión del Presidente. Y luego del resto. Se habla de abrir un periodo constituyente y cambiar esta Constitución que al fin y al cabo no se cumple en lo más esencial: el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo, los derechos a la sanidad y la educación pública gratuitas. Difícil será que lo hagan voluntariamente. Igualmente difícil parece que se pongan de acuerdo los partidos de la oposición que quieren que dimita el Presidente y tienen fuerza en el Parlamento .Mientras los rosáceos de izquierda y los otros rosáceos con un poco más de tinte hacia el rojo piden un día la dimisión, admiten al siguiente la continuidad de este tinglado enfermizo. Unos dicen: que dimita el Presidente y que nombre a su sucesor. (Da risa triste). Los menos rosáceos dicen: que se vaya y se convoquen elecciones, y de nuevo da risa triste. Pero qué interesada ingenuidad. ¿Acaso no saben que todos sabemos ya quiénes son y por eso todos suspenden en las encuestas, incluidos los partidos de la oposición? ¿Acaso no saben que todos sabemos que este sistema enfermo necesita una seria transformación como apuntan los movimientos ciudadanos que todos “nuestros” (supuestos) representantes ignoran? Sí, creo que Es precisa la apertura de un periodo constituyente y la discusión de una nueva Constitución con la participación de los movimientos ciudadanos, que dé paso a una nueva democracia: la democracia participativa. En ella deben tener cabida todas las demandas que hoy no son escuchadas por esta democracia gobernada por sordos y con una jefatura del Estado asediada por la corrupción. Tenemos una monarquía más impopular que nunca impuesta por un dictador fascista, y cada vez son más las voces que demandan un referéndum sobre su continuidad. ¿Monarquía o República? y volvemos al dilema de los años treinta cuando tampoco funcionaba la monarquía y la gente exigió la República. Un asunto más pendiente. Acerquemos nuestra lupa a otros.
¿Sanidad pública o privada?
La sanidad pública garantiza la asistencia igual y gratuita para todos. El gobierno gangrenado la quiere sustituir por la privada que garantiza a los ricos una buena asistencia hasta con ayuda estatal , mientras los trabajadores, ancianos, accidentados, enfermos crónicos y demás que no sean rentables económicamente serán desviados hacia el sistema público de salud, donde la asistencia será peor, masificada, con personal sanitario estresado y con largas listas de espera, mientras se cierran centros de salud de los pequeños núcleos urbanos. Otro asunto pendiente.
¿Educación pública o privada?
Mientras el gobierno gangrenado aumenta las subvenciones a la escuela privada concertada, disminuye las inversiones en la pública. Eso significa menos recursos en el aula, en becas y comedores escolares, menos profesores y peor pagados, pero más desmotivados y estresados en aulas donde el número de alumnos por clase no cesa de subir, como sucede con las tasas académicas que dificultan el acceso a la Universidad de los que pueden por méritos. Nuevo asunto pendiente.
¿Banca privada, o pública?
La banca privada en España es una merienda de antropófagos que ha metido en la caldera hirviente al país entero, mientras el gobierno gangrenado actúa como lo que es: un enfermo desorientado y en lugar de apagar el fuego, alimenta a los antropófagos para que no se les apague. Por tanto, el único modo de salir de la olla es una banca pública. De lo contrario, los antropófagos seguirán alimentándose de sin hartarse nunca. Una banca pública gestionada por un nuevo gobierno de una democracia participativa facilitaría las inversiones a pequeños y medianos empresarios y autónomos, así como podría exigir a la banca privada la devolución de todo el dinero de los contribuyentes que les fue saqueado por el gobierno gangrenado. Siguiente asunto pendiente.
¿Seguir pagando la vivienda que te han quitado porque te quedaste sin trabajo y salario? Los desahucios son ilegales, según dice la Corte Europea. La dación en pago es algo tan justo que parece increíble que un gobierno como este, además de actuar ilegalmente atentando contra los derechos humanos se llame democrático. La gente se equivocó al elegir, y ahora paga doblemente las consecuencias: el gobierno no cumple sus promesas electorales y además actúa fuera de la ley en el tema de los desahucios.
Y todavía nos queda la Iglesia y la OTAN, que se reúnen aquí porque ambas instituciones son tremendos agujeros negros de la economía española. La primera precisaría estar controlada para pagar impuestos por todas y cada una de sus propiedades, de culto o no culto, además de serle retirada las ayudas y subvenciones. Quien quiera ser católico tiene todo el derecho, pero que le subvencione su bolsillo o el del Papa, pero no los más de diez mil millones de las arcas de todos que bastarían para solucionar los problemas del déficit que originan los recortes.
Y con respecto a la OTAN, si los miembros del patético Parlamento quieren guerrear en alguno de esos países donde juegan a que defienden derechos humanos pero lo que defienden es otra cosa y los negocios de otros, pues que cojan su tirachinas, pero que no obliguen a nuestros soldados a morir por el imperio de los multimillonarios, ni a nosotros a pagar impuestos para pagarles por matar a sus semejantes.
Todos los remedios que se apuntan aquí creo que son de dominio público y aceptados por cualquier persona cuyo CI sea de tres cifras.
UN PAÍS EN MALAS MANOS
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